Por Xavier Calafat
Hace unas semanas saltaba a la palestra del debate público, el «Manifiesto Municipalista. Un análisis histórico crítico de experiencias contemporáneas de gobernanza local» un libro editado por la Editorial Catarata. En este, el autor Alejandro Caamaño trata de realizar una interpretación crítica de las prácticas, experiencias y lecciones aprendidas en los gobiernos municipalistas de larga trayectoria que permitan desarrollar diversas estructuras de oportunidad política para la gobernanza. Contextualizados en la contestación popular surgida a raíz de la crisis económica de 2008 y la crisis política y social desatada por el conflicto territorial con Cataluña, que dieron lugar a nuevas iniciativas políticas de carácter municipalista, cuyo origen se sitúa en movilizaciones sociales como las del 15M o el Procés. Movimientos que han sido determinantes para la creación de nuevos gobiernos locales, con el objetivo de generar democracias de alta intensidad.
Alejandro, a pesar de su insultante juventud, cuenta con una larga trayectoria de activismo y militancia arraigada a la universidad, como estudiante (e investigador) y a su municipio, como nativo de L’Hospitalet de Llobregat. Actualmente se encuentra realizando su doctorado en Sociología, en la Universidad de Barcelona, donde, además, cuenta con un máster en Sociología, una titulación de experto en Estudios Urbanos junto con la Cooperativa Hydra y una licenciatura en Ciencias Políticas.
Además, ha estructurado de manera polifacética su compromiso político desde las asambleas de barrio con la música trap, que entiende como una interpelación a la actual «generación perdida» de la que forma parte.
La entrevista esta realizada por Xavier Calafat, quien también participa en el libro estableciendo un dialogo entre el republicanismo federal de Pi i Margall y las perspectivas contemporáneas del confederalismo. Esta conversación se realizó en una céntrica calle del barrio barcelonés de Sant Antoni.
Es un placer poder tener esta conversación contigo, en este espacio que nos abre Debats pel Demà. Esta es la segunda entrevista que conciertas, después de la que tuviste con Dos Precaris. La idea que tengo es que comentemos un poco tu trayectoria militante y académica centrándonos sobre todo en el libro que acabas de publicar, “El Manifiesto Municipalista”. Las primeras preguntas que quería hacerte: ¿Cómo surge la idea de hacer el libro? ¿Qué pretensiones tiene el libro? Y ¿Por qué en un momento como ahora?
En origen era concebido como mi Trabajo Final de Máster, en un momento histórico en el que se palpa la disociación entre el mundo académico y sus intereses frente a las necesidades reales de la clase trabajadora. Retomo los principios que van desde Marx, Gramsci a Politzer, sobre la necesidad de conjugar la filosofía y la praxis, el análisis con las necesidades de la sociedad. ¿Por qué y porque ahora? Precisamente, porque los estragos generados con la quiebra de Lehman Brothers en 2008 junto a la actual crisis del COVID-19, capitalizada tras la apariencia de emergencia sanitaria como una restructuración propia de los procesos cíclicos de crisis del capitalismo, donde las pequeñas y medianas empresas han pagado el precio de la centralización y concentración de capitales. Una gran victoria de Jeff Bezos, el actual “hombre más rico del mundo” con un récord de 117.000 millones de dólares según la revista Forbes, así como de la conocida Johnson & Johnson, con un aumento de beneficios del 400%.
Esto ha generado un súmmum de discordancias entre la racionalidad histórico política dominante, vinculada subjetivamente a la percepción de un sistema de oligarquía económico política hegemónica; y un conjunto de valores que radican en la asignación de preceptos positivos entorno a la política participativa como expresión política con la que poder asociarse colectivamente, incidiendo así sobre las decisiones políticas. Es un momento, como diría Gramsci, de crisis orgánica en el que un conjunto de crisis a nivel internacional, como la crisis económica, social, política y ecológica; se han prolongado en el tiempo debilitando todo el régimen político con una clara una pérdida de autoridad y consenso en la población.
Esto nos obliga a entender un proceso de cambio donde “lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer” forzándonos a generar y dibujar nuevos horizontes que definan que tipo de sociedad queremos. Una sociedad plural, democrática, inclusiva o un viraje autoritario de los Estados que a veces aparenta ser la síntesis perfecta entre 1984 y Un mundo feliz.
Siguiendo por este hilo. ¿Qué objetivos buscas con esta publicación? ¿A qué públicos esperas llegar? ¿Cómo crees que será recibido en los mundos de la militancia política?
No queriéndome contradecir con lo anterior, nos encontramos ante un texto de breves dimensiones, fácil comprensión y económicamente asequible. El objetivo es conjugar todas aquellas propuestas de la izquierda transformadora, que en un momento como el actual reforzado incluso por la Carta de Autonomía Local de la Unión Europea de 1985, apuntan a la organización y gestión local como entes jurídicos con patrimonio público y jurisdicción propia. Así se refuerza la generación de democracias de alta intensidad, que ayudan a materializar un mayor conocimiento de las necesidades del territorio y permeabilizan el acceso popular a las instituciones y la participación en las mismas.
Por eso concibo el Manifiesto Municipalista, como un texto que conecta a activistas y militantes con una larga formación política, con un intelectual orgánico. Con esa persona “terciarizada” de clase trabajadora, que tiene la capacidad de acceder al contenido y simpatizar con la apuesta política que ello supone.
Lejos de la tendencia fraccionaria de la izquierda transformadora, se sumerge en el mínimo común denominador que posibilita respecto a la militancia, un trabajo conjunto, popular y de masas. Dejando atrás debates antagónicos y anacrónicos, respecto el papel del Estado y su forma, poniendo el centro la necesidad de apropiarnos de la soberanía para decidir libremente sobre nuestras vidas.
Alejandro, tú eres un joven académico que te estas doctorando en el programa de doctorado de sociología de la UB. ¿Cómo vives la precariedad de ese mundo?
La universidad pública, intervenida por la presencia de grandes fondos bancarios como Santander o La Caixa ha convertido esta institución pública en la que podría ser la fantasía de Milton Friedman, supeditando la contratación pública a becas y subcontratas que más allá de ser escasamente nulas brillan por la ausencia de derechos laborales y la precarización funcionarial del personal docente e investigador. Algo que desvanece la capacidad formativa de los estudiantes de clase trabajadora, por su necesidad de lidiar con la realidad material y económica que viven y la gestión emocional a la que el individualismo y el neoliberalismo nos somete con niveles cada vez más elevados de depresión y ansiedad.
Me gustaría profundizar en un tema de debate. Últimamente en Catalunya ha habido mucho revuelo acerca del tema de la lengua catalana y su normalización lingüístico, pienso ahora en un artículo que publicó Juana Dolores titulado “Mi catalán no es de gratis”. Como hijo de migrantes gallegos, ¿Cómo has vivido tu aprendizaje de la lengua catalana?
La inmersión lingüística es una falacia. Como hijo de la precariedad y la periferia, no podré olvidar en ningún momento aquellas antiguas reivindicaciones de las clases populares migrantes para que personas como yo tuviéramos el derecho a entender y hablar el catalán. Yo soy gallegoparlante, el castellano es una herramienta para hacer accesible tanto en América Latina, como a lo largo de todo el territorio ibérico, una propuesta popular que no deje por ello de preservar la diversidad cultural y lingüística de los pueblos que habitan en la península. Dejando la puerta abierta a editoriales catalanes, galegas, o euskal argitaletxeak, a hacer una edición traducida del mismo.
No obstante, la necesidad que nuestros antepasados reclamaban se ha visto capitalizada por una izquierda autóctona con un fuerte sentimiento nacional y en algunos círculos excluyente, un carácter que como exmilitante de la izquierda independentista debo remarcar y señalar la necesidad de autocrítica, por su endogamia y disociación de las clases populares periféricas que aún desconocen el concepto de inmersión lingüística pese al uso en sus escuelas.
Pasemos ya a hablar en concreto del libro. Si hay un hilo que recorre el mismo, es la necesidad de repensar el municipalismo desde la experiencia práctica del confederalismo kurdo y la propuesta teórica del municipalismo libertario de Murray Boockhin. ¿Qué te ha llevado a conectar estas propuestas con el ámbito municipal catalán? ¿Por qué el confederalismo kurdo?
La caída del Muro de Berlín abrió nuevos horizontes teóricos en los que la metodología analítica marxista y la filosofía libertaria convergían en una misma línea teórica. En este sentido, igual que la conjunción administrativa de Bookchin con la Economía Participativa (o ParEcom) de Michael Albert y Robert Hanhel, nos da una síntesis detallada de cómo proceder y organizarnos, superando el antagonismo revolucionario en relación al papel del Estado; la reconstitución del PKK respecto a la plurinacionalidad del pueblo kurdo nos ofrece herramientas en las que poder trascender el debate territorial entre el Estado Español y la creación de un Estado Catalán, capitalizando el propio discurso liberal y la capacidad que el conservadurismo español y catalán han demostrado de converger en intereses cuando miramos al pasado y recordamos las reclamaciones obreras de la huelga de la Canadiense; generando una confederación de pueblos, necesidades y culturas.
¿Pero porque el confederalismo kurdo, que tiene el confederalismo kurdo que a ti te ha permitido explicar la situación actual?
Como decía anteriormente y salvaguardando todas las distancias posibles entre el municipalismo libertario y el confederalismo kurdo, este último tuvo la capacidad de entender que la captación o cooptación de un Estado creado por un compendio de minorías étnicas no podría alcanzar una resolución viable mientras que la confederación del pueblo kurdo en los cuatro estados en los que se concentra ha conseguido generar una estructura política sólida, plural y viable. Se preservan así las propias diferencias internas del pueblo kurdo.
Por tanto, esto nos ayudaría a superar el marco “independencia sí o independencia no”, y que estaríamos reivindicando la preservación y soberanía no solo del pueblo catalán sino del pueblo vasco, la comunidad andalusí, comuneros y castilleros y el pueblo de Galiza. Como entendió el propio dirigente kurdo, Öcallan, que combatió la idea de que la solución kurda pasaba por la constitución de un Estado-nación independiente; Öcallan llegó a afirmar que el PKK debía abandonar su objetivo de lograr un Estado separado y adoptar un programa democrático para Turquía en general. Dicho de otro modo, o nos independizamos todos o aquí no se independiza nadie.
Creo que esto es muy importante. Situarnos en el centro de la cuestión de la soberanía. Desde el 2011, con la emergencia de Ocuppy Wall-Street, las Primaveras Árabes o el propio 15-M, estamos ante un gran reclamo de soberanía global. La pregunta que me gustaría hacerte es si crees que la propuesta del municipalismo confederal puede ayudarnos a seguir en este camino. Por otro lado, ¿De qué estructuras políticas que se podrían generar estamos hablando?
Creo que a raíz del Referéndum del 1 de Octubre, los CDR dejaron de constituir un reflejo del independentismo per se. Dejo de ser solo un asunto relativo a la independencia de Cataluña al encontrarnos con una gran presencia de gentes que se sentían nacionalmente españolas, pero apoyaban el referéndum y participaban en los CDR. A partir de ahí el significante “independencia” se consolida como significado de “soberanía”. El derecho a decidir sobre todo. El derecho a decidir sobre la gestión del tiempo. El derecho a decidir sobre la gestión del trabajo. El derecho a decidir sobre el modelo de bienestar. En definitiva, el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y su uso.
¿Entonces en qué momento esto puede funcionar? En el momento en el que se disocia el debate sobre la soberanía y el derecho a decidir del debate de las elites económicas y políticas, sobre la gestión centralizada del capital y las relaciones políticas en el Estado Español o en un posible Estado Catalán. En ese momento, la cuestión popular es “no, la gestión soberana desde los municipios”.
En un momento histórico en el que la Administración Pública está plenamente consolidada, el paso a la apropiación de la gestión común de los bienes públicos nos da paso a pensar en confederaciones ya existentes, pero de carácter liberal como el Área Metropolitana de Barcelona. Nos da paso a pensar en que, en las elecciones municipales de 2023, el contrato de la gestión de aguas de Agbar (donde encontramos a Criteria, la sociedad que agrupa las participaciones industriales de La Caixa) finaliza, dándonos la capacidad legislativa de cristalizar una gestión pública de un bien primario y esencial como es el agua.
En el imaginario del municipalismo confederal no solo se puede concebir la confederación de municipios catalanes, sino que, también tiene que pasar necesariamente por la confederación de municipios pancatalanes, asemejable a la aspiración independentista de Països Catalans, y a la construcción de una confederación ibérica.
Hay que ser extremadamente cuidadosos en un momento en el que es también la Unión Europea; supeditada a los criterios del Banco Central Europeo; la interesada en crear una gobernanza multinivel que debilite los Estados y se nos presenta como una descentralización durante los años 80 y 90 que tiene como trasfondo una privatización de los servicios y subcontratación de los servicios.
Nos proponías una idea como la de la Confederación Ibérica; que me obliga a recordar a Pi i Margall y su propia praxis política del movimiento federal. Desgraciadamente el Sexenio y la I República no pudieron consolidarse y como pudo ver ya alguien como Joaquín Maurín, que esa tentativa constituyente fuese derrotada, implicaba muchos problemas que se arrastran históricamente. Aun sí la tentativa renace cada cierto tiempo: ya fuera con la Guerra del Francés y las Juntas, en 1808, en 1873 con la I República, en 1931 con la II República o en 1979 con el antifranquismo. ¿Crees que hay una tendencia de los Movimientos Sociales en el Estado Español a actuar en esta clave federal? ¿Hasta qué punto en un momento de crisis constituyente y disruptivo resulta necesario buscar un poder central como especulaba Marx o Robespierre para hacer frente a sus adversarios?
Los Movimientos Sociales como concepto global han existido por su concreción en la acción política geolocalizada. Es decir, por su desarrollo como Movimiento Urbano, un movimiento de acción local bajo una premisa y un marco teórico global.
La tendencia histórica de acotar la izquierda hacía un carácter más conservador o moderado, diluye diferencias que requieren de una clara contextualización histórica. Es por eso mismo que, de la misma forma que la revisión contemporánea de Pi i Margall que tú y tantos otros emprendéis, nos debe conducir a una idea del federalismo lejana a las alternativas del PSOE y de Podemos; que incluso sería más fácil asemejar a un modelo no centralizado como el modelo cantonés suizo; al pensar en Marx o Lenin (una figura altamente influenciada por el anarquismo) nos encontrábamos en un momento en el que el Estado no se había consolidado tal como lo ha hecho a día de hoy sobre todo en su figura de Administración Pública y donde el modelo soviético ideado por Lenin en un momento en que las relaciones sociales se producían principalmente en la fábrica y las relaciones de biopoder aún no se daban en la ciudad como centro de acción política.
Los soviets eran en última instancia asambleas de ciudadanos que elegían a su representante para el soviet local y; este, a su vez, nombraba a un delegado para el soviet principal hasta formar el Congreso Nacional de los Soviets; donde se fijaba la dirección de la política general. Claro, esto durante un breve periodo de tiempo antes de que las lógicas del comunismo de guerra y la contrarrevolución estaliniana clausuraran la revolución.
A mi entender; esta es una gran representación entre las semejanzas del modelo confederal del movimiento anarcosindicalismo con el comunismo. Semejanzas que también podríamos encontrar en Federica Montseny y el anarcosindicalismo de la CNT, con el trotskismo del POUM o con anterioridad en los federales del siglo XIX. Creo que a esto Xavier Domènech lo ha llamado “un árbol de las libertades” , es decir, como las ideologías emancipatorias pueden llegar a provenir de un mismo tronco común.
De este mismo modelo se deduce una articulación interna confederada y descentralizada que se consolida en una única fuerza o institución a nivel internacional para poder confrontar los problemas geopolíticos globales.
El libro gira en torno al eje de la acción local y su coordinación confederal. En este sentido, considero que el pueblo kurdo entendió mejor que nadie que capitalismo era igual a centralización. ¿Cuál es el vínculo entre la acumulación de capital y la centralización del poder político?
El término «Estado» suele emplearse para referirse a un fenómeno político que surgió en Europa a partir del hundimiento del feudalismo con las características fundamentales de territorialidad, centralización, soberanía, diferenciación e institucionalización.
Es ineludible, como explica Marx en los capítulos XXIV y XXV del primer tomo de Das Kapital, el Estado como la figura que erradica la relación entre la tierra y el trabajador directo para privatizar las tierras y generar “la explotación del trabajo formalmente libre de otros, es decir, el trabajo asalariado”.
Hay que entender la existencia en el feudalismo de un gran porcentaje de terrenos y recursos ligados estrechamente al concepto jurídico actual de dominio público cuyo control y uso eran gestionados por la comunidad de ese territorio de manera no vinculada a aranceles u otro tipo de obligación pecuniaria. Algo que ha dado lugar a numerosos municipios como Vilafranca del Panadés; Vila Franca de Xira en Portugal o Villa Franca como municipio perteneciente a Nafarroa.
En este sentido; el Estado supuso en su primera instancia un pilar fundamental para la expropiación sangrienta y violenta de los bienes comunes en pro de la creación de la propiedad privada y el trabajo asalariado.
Así ha sido siguiendo en el tiempo ya no solo por la construcción ferroviaria o de carreteras cuya primera instancia era la facilitación del comercio; sino también en la destrucción de cajas de ahorros como Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja para la creación de Bankia en 2010 como reestructuración del sistema financiero español en aras de salvaguardar el capital frente a la crisis financiera de 2008.
Esto nos da a entender la necesidad del modelo liberal de una estructura estatal capacitada para salvaguardar el capital privado en los constantes procesos cíclicos de crisis que origina el capitalismo y la inherente necesidad de su existencia; casi como hijo bastardo del propio modelo productivo capitalista.
De manera sucesiva; condenados a repetir la historia; encontramos el mismo proceso ante la situación generada por el COVID-19.
¿Podemos caminar hoy en día a una periferia que asalte el centro?
La existencia de un calado teórico confederal en la Esquerra Independentista catalana; el H.D.P Ibérico propuesto por Antoni Trobat; el acto de insubordinación política de Teresa Rodríguez en su paso a consolidar Adelante Andalucía con la convergencia de movimientos sociales andalucistas y que se fundamenta en el municipalismo de base y la contundente replica de que este será un movimiento confederado o no será; así como las reivindicaciones históricas de NOS y el BNG en Galiza; o la consolidación de la Izquierda Abertzale con EH Bildu al frente. Pero como vemos ya no son solo las 3 naciones sin Estado las que marcan horizontes confederales: es importantísimo el renacimiento del andalucismo político, los regionalismos que encarnan nuevas tendencias anticentralistas en la Meseta y la España Vaciada; como Teruel Existe o el leonesismo, hasta el mallorquinismo de MÉS o el valencianismo de Compromís.
No solo es que sí; sino que la tesitura histórico política actual nos arropa en un manto donde la amplia amalgama que constituye la izquierda transformadora; apunta hacía el mismo lugar. La acción local y de base.
En este punto, es competencia de la sociedad, los movimientos sociales y todas esas sensibilidades ponerse a trabajar ya para conjugar un proyecto hegemónico que comparta un mínimo común denominador. Así, puede que surja la oportunidad de converger en una sola plataforma que multiplique las fuerzas, sin perder de vista los objetivos políticos de cada uno y con mecanismos de control suficientes para protegerse de los errores que han lastrado el último ciclo. Y sobre todo que ponga en valor esa maravillosa diversidad nacional.
Me gustaría acabar la entrevista con una rueda de reconocimiento en la que mencionare a personajes o libros y me gustaría que los definieras con una palabra.
Anna Gabriel
Referente.
Murray Bookchin
Precedente.
Como historiador; investigador e ideólogo anarquista arraigado en la New Left de los 70 que conjugaba el anarcosindicalismo con la teoría marxista; y fundador de la «ecología social» que da pie a como la izquierda entiende hoy la realidad. Considero que es el precedente de toda una nueva generación ecologista de acción local.
Yung Beef
El papá de los pollitos.
“Llorando por dentro; fregando platos.
En el hood no hay amigos; solo hay trash.
Otra lágrima en mi mama y por la mama que lo mato.
Que le follen a los avisos de desahucio; Fuck that”
Y finalmente unas recomendaciones:
¿Un libro?
El mío. Y Ciudades rebeldes. El derecho de la ciudad a la revolución urbana de David Harvey.
¿Una película?
Pulp Fiction
¿Una canción?
La vida es de Delafuente