Legislativas en Colombia: fraude y violencia

Por Heródoto de Vereda

 

*Heródoto es historiador y defensor de derechos humanos en las comunidades campesinas de Colombia, y nos escribe bajo pseudónimo. Se ha puesto en contacto con la redacción de Debats pel Demà para hacernos llegar su visión de las elecciones en Colombia. 

 

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Cristianos disfrazados de demócratas, liberales y conservadores empecinados en la rapiña electoral, contratos asignados a dedo a familias con influencias en las ruralidades, impulsando efímeros proyectos de desarrollo y regalando materiales de construcción, almuerzos y contratos de prestación de servicios. Uribismo encubierto en colores vibrantes, paramilitarsmo, narcotráfico y alianzas de muerte en fronteras de contrabando.

Una sensación de incertidumbre surca los resultados de las elecciones legislativas colombianas del pasado domingo, habiendo asistido a las urnas al menos 18 millones de personas, no se vislumbran unas posibilidades reales de gobernanza ante un escenario político donde los sectores progresistas llevan la delantera en las encuestas presidenciales.

El balance de la jornada es ambivalente, las fuerzas progresistas protagonizadas por el Pacto Histórico lograron hacerse con una tibia mayoría simple en el senado logrando 33 de los 102 escaños, mientras que en la Cámara de Representantes, espacio agenciado por las maquinarias electorales regionales, ocuparon un segundo lugar, con 42 curules.

Es de resaltar que los partidos cercanos al sector ultra radical de la derecha colombiana –Centro Democrático- y del tristemente célebre Álvaro Uribe Vélez sufrieron una fuerte caída en la cantidad de representantes electos. Sin embargo, los partidos hegemónicos de la política Colombia – Partido Liberal y Conservador- experimentaron un extraño renacer.

A la par de las elecciones legislativas se realizaron consultas internas para la elección de candidatas y candidatos presidenciales desde tres grandes agrupaciones, cada una, supuestamente ubicadas en un espectro del abanico político. En el Pacto Histórico (izquierda), Gustavo Petro recibe la mayoría de votos (más de 4 millones) siendo, además, la consulta más votada; en la Coalición Centro Esperanza las consultas fueron apenas votadas y quedó electo el frágil candidato Sergio Fajardo (con apenas 700 mil votos), reconocido por sus posturas indefinidas y tibias; y en el Equipo por Colombia (derecha), el inesperado ganador fue Federico Gutiérrez, con 2 millones de votos, la pieza encubierta del Uribismo.

La gran sorpresa de la jornada la dio la lideresa Francia Márquez, una mujer bien parada, con posturas directamente de izquierda feminista y decolonial. Esta lideresa logra recoger la tercera votación más alta entre las consultas, aún por encima del candidato Sergio Fajardo, haciendo de éste un gran éxito para ser su primera vez lanzándose a unas presidenciales y viniendo directamente del sector del activismo social.

Otra gran protagonista de la jornada fueron las múltiples denuncias de fraude electoral que se reportaron por juradas y jurados de votación a lo largo y ancho del territorio. En muchos casos las tarjetas de conteos fueron directamente intervenidos para aumentar la cifra de votos hacia el candidato Federico Gutierrez. Tanto Petro como otras personas integrantes del Pacto indican que en 29 mil mesas de votación no se registraron ni un solo voto por el conglomerado de izquierda, generando algo más que sospechas y solicitando con urgencia un reconteo con veeduría internacional.

Las cosas pintan igual que siempre para las presidenciales, una masiva e inminente compra de votos acompañada por la manipulación de los cartones de conteo, mientras las derechas se unen con los “centros” alrededor de la consigna anti-Petrista, siendo esta, además, su única propuesta de gobierno.

Habrá que esperar si se logra ganar en primera vuelta aprovechando la disgregación de los votos de las derechas, de no ser así, la victoria del progresismo estaría en la cuerda floja y me arriesgaría a pronosticar, sin querer ser ave de mal agüero, que de nuevo se perdería la oportunidad de que Colombia tuviese por primera vez un gobierno de corte progresista.

A la par de estas coyunturas electorales, juegos de poder y medios de comunicación saturados por publicidades políticas pagadas con los impuestos y narcotráfico, siguen siendo asesinadas lideresas y líderes sociales, defensoras y defensores ambientales, presidentas y presidentes de acción comunal, indígenas, afros, estudiantes y excombatientes.

Por nuestros muertos, ni un minuto de silencio….

 

 

Orinoquía Colombiana

14 de marzo de 2022

 

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